Cómo empezó todo
En los albores de éste proyecto se conjugó la tradición vitivinícola que compartían astures, gallegos y romanos, propia de esta tierra fronteriza. Es evidente la importancia de la uva a todos los niveles en esta región tanto por historia como por tradición. Así, la producción de uva en esta agreste tierra era destinada habitualmente a la venta en la región hermana de Galicia para el autoconsumo de elaboradores particulares. Tal fue el peso del producto que hace varios cientos de años se excavaron gran parte de los páramos de cada población para dar forma a las bodegas subterráneas de las que aún quedan ejemplos hoy en día. Una gran cantidad de caldos eran el resultado de elaboraciones de viñedos concretos formados por varios tipos de uva, en una clara pretensión de conseguir “vinos claretes” de carácter frutal, burbuja chispeante, gran aceptación y fácil consumo. Con el paso del tiempo y las nuevas formas de vida, junto con la pérdida de población, esta práctica llegó incluso a extinguirse.
En el norte de Zamora, muy cerca de la provincia de León, Ourense y la vecina Portugal a finales de los años 60 del pasado siglo una gran parte de viticultores de la zona optaron por asociar esfuerzos, conjugando su caminar y dando forma a la Cooperativa San Isidro en San Pedro de Ceque. Al comienzo fueron varios cientos los socios que tomaron parte, pero con el paso del tiempo una parte sustancial abandonó el proyecto. Tras 50 años, vicisitudes y problemas internos, los socios, que eran viticultores, no gestores, coincidieron en dar el relevo a una nueva generación, la cual parecía no llegar nunca. En dicho impas, Rafa Centeno y Pedro Cidón, se hicieron eco de las voces que reclamaban un futuro basado en la calidad y otra forma para algo que en realidad era esfuerzo de todos. Dos personas jóvenes, formadas dentro y fuera en el sector, con experiencia y dentro del mercado de forma activa, que conocen el proceso desde la poda, tratamiento, elaboración de de distintos productos y venta, siendo su filosofía la de la calidad y el mimo por un producto único de viñedos prefiloxericos. La seña de identidad con la que definirse es la de elaboraciones ancestrales, espontaneas, de mínima intervención, solamente con mosto flor ( sin prensado ) con la única pretensión de la excelencia en cuanto a calidad por el simple placer de conseguir algo singular y auténtico con mayúsculas.
La transformación de los equipos y las formas fue radical y a todos los niveles. Se homogeneizaron las llaves de los depósitos y las secciones de las bombas, se utilizaron materiales inocuos como el acero inoxidable, la resina epoxi alimentaria para el revestimiento de los depósitos de hormigón, el cambio del tren de vendimia a inoxidable y la separación de varietales de uva en la elaboración. Se ha incidido mucho en el control del momento de vendimia buscando la perfecta maduración fenólica y se han separado variedades por depósitos en la elaboración. Con esto se ha conseguido, junto a la fermentación natural espontánea una singularidad y calidad a la altura de las bodegas más punteras no sólo de España, sino del mundo. El resultado son vinos de gran personalidad, amables en cata y muy fáciles de beber, reflejo de nuestra forma de vida aunada con la tradición. Todo esto y más es Bodegas Zamorano Gallegas.
Nuestra Historia
Cooperativa
En el año 1980 nace la Cooperativa Bodegas Zamorano Gallegas.
Bodegas Zamorano Gallegas
Pedro Cidón adquiere la Cooperativa creando ese mismo año oficialmente Bodegas Zamorano Gallegas.
Cosecha Premium
Nace un concepto Premium sobre uno de los mejores caldos de la zona.
Exportamos fuera
Bodegas Zamorano Gallegas comienzan a exportar fuera de España con un gran éxito de ventas.